El amor no busca senderos,
ni espera órdenes.
La vida no espera atardeceres.
Y no sigue órdenes.
Me revela lo que posiblemente siento,
lo que seguramente jamás suceda.
Que será lo que el destino busca en una hora tan mágica como ésta,
en la que soy y no soy.
Posiblemente ya estoy muerto y aun no me doy cuenta.
Que premonición más hay, ahora que el juego ha terminado.
Ahora que el polvo del tiempo se hace carne.
Y mi carne plegaria.
Plegarias que tus oídos no alcanzan.
Y deseos que mi amor no pueden comprar.
Malditos todos tus santos y malditos todos mis dioses.
Por hacerme silenciosamente el verdugo de mi propia desgracia.
Que hacen de mi risa el eco de tu risa.
Y de mi deseo un puñal de espinas.
Tu mágico toque,
divino sentimiento de mi olvidada humanidad.
Sueño de insecto que una noche soñó ser un hombre y ese sueño le fascinó.
Devoto karma.
De un lado a otro.
Encima o debajo.
Asfixia.
De tu amor.
Que no importa si estás.
Vivo o muerto.
Entre tus notas y tu amor de neón.
En senderos digitales tan extraños.
Que ni yo mismo recuerdo el camino.
Al terror de estar vivo.
A la angustia de amarte como lo hago.
Sin conocer tu rostro.
O probar tu linaje más allá del mío.
La angustia de ser un esclavo sin amor.
Sin un lugar para esconderme.
Un lugar más allá del bien y del mal.
De los ojos que observan.
Y del amor que quema la piel.
Y hace de los hombres esclavos.
Y de ti la sombra de mis pasos.
Mi vida es un sueño.
Escrito en hojas
de papel.
En las líneas de mis diarios,
historias que me hacen real ante tus ojos.
El sol conspira y la luna conspira
bajo esta tarde de media noche,
por saber quien de los dos
será el dueño de tus sueños.
Mi vida es un sueño en busca de otro sueño.
En espera del océano en tu mirada,
de la brisa de tus labios,
de un aroma mágico.
Que me duerma en una mañana aún no escrita
y me despierte en una de estas noches
de plata.
Tan brillante,
que mis ojos no puedan cerrarse,
porque temo que desaparezcas.
En mi inconciente
como un trozo
de inocencia.
Que escondo del universo.
Mientras espero tu regreso
a mis brazos,
y me abrazas como a las noches,
a los sueños sensuales en los que tú y yo somos uno.
Por siempre en un mundo de sabanas
de terciopelo.
Que sea la lluvia, tu camino de regreso,
tu idea maestra
que inspire la lluvia en mi interior.
Igual que los árboles,
la libertad
de ser uno más en el universo.
Sin credo.
Ni limites.
Magia
en la sangre.
Como maquinas de amor
y flores de ensueño.
Vuela vuela
encantamiento de una noche,
Cenicienta en vestido de satín.
Que huye de su pasado
en una esfera de cristal,
tan blanca
como la noche al final del polo.
Tan fría que hace los ojos llorar y la maldad reír.
En sonrisas psicópatas y enfermas de estar riendo.
Para nadie al final de todo.
THE DOORS
ni espera órdenes.
La vida no espera atardeceres.
Y no sigue órdenes.
Me revela lo que posiblemente siento,
lo que seguramente jamás suceda.
Que será lo que el destino busca en una hora tan mágica como ésta,
en la que soy y no soy.
Posiblemente ya estoy muerto y aun no me doy cuenta.
Que premonición más hay, ahora que el juego ha terminado.
Ahora que el polvo del tiempo se hace carne.
Y mi carne plegaria.
Plegarias que tus oídos no alcanzan.
Y deseos que mi amor no pueden comprar.
Malditos todos tus santos y malditos todos mis dioses.
Por hacerme silenciosamente el verdugo de mi propia desgracia.
Que hacen de mi risa el eco de tu risa.
Y de mi deseo un puñal de espinas.
Tu mágico toque,
divino sentimiento de mi olvidada humanidad.
Sueño de insecto que una noche soñó ser un hombre y ese sueño le fascinó.
Devoto karma.
De un lado a otro.
Encima o debajo.
Asfixia.
De tu amor.
Que no importa si estás.
Vivo o muerto.
Entre tus notas y tu amor de neón.
En senderos digitales tan extraños.
Que ni yo mismo recuerdo el camino.
Al terror de estar vivo.
A la angustia de amarte como lo hago.
Sin conocer tu rostro.
O probar tu linaje más allá del mío.
La angustia de ser un esclavo sin amor.
Sin un lugar para esconderme.
Un lugar más allá del bien y del mal.
De los ojos que observan.
Y del amor que quema la piel.
Y hace de los hombres esclavos.
Y de ti la sombra de mis pasos.
Mi vida es un sueño.
Escrito en hojas
de papel.
En las líneas de mis diarios,
historias que me hacen real ante tus ojos.
El sol conspira y la luna conspira
bajo esta tarde de media noche,
por saber quien de los dos
será el dueño de tus sueños.
Mi vida es un sueño en busca de otro sueño.
En espera del océano en tu mirada,
de la brisa de tus labios,
de un aroma mágico.
Que me duerma en una mañana aún no escrita
y me despierte en una de estas noches
de plata.
Tan brillante,
que mis ojos no puedan cerrarse,
porque temo que desaparezcas.
En mi inconciente
como un trozo
de inocencia.
Que escondo del universo.
Mientras espero tu regreso
a mis brazos,
y me abrazas como a las noches,
a los sueños sensuales en los que tú y yo somos uno.
Por siempre en un mundo de sabanas
de terciopelo.
Que sea la lluvia, tu camino de regreso,
tu idea maestra
que inspire la lluvia en mi interior.
Igual que los árboles,
la libertad
de ser uno más en el universo.
Sin credo.
Ni limites.
Magia
en la sangre.
Como maquinas de amor
y flores de ensueño.
Vuela vuela
encantamiento de una noche,
Cenicienta en vestido de satín.
Que huye de su pasado
en una esfera de cristal,
tan blanca
como la noche al final del polo.
Tan fría que hace los ojos llorar y la maldad reír.
En sonrisas psicópatas y enfermas de estar riendo.
Para nadie al final de todo.
THE DOORS
KRMN ( MaC )
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